Risatti, el hombre del vuelo inmortal en el TC
Ricardo Risatti fue campeón Argentino de Velocidad en 1938, aunque muchos años después se lo reconoció como legítimo campeón del TC. Una imagen suya quedó en la historia del automovilismo mundial.
Ricardo Risatti vivió apenas 43 años. Un accidente durante una competencia de Turismo Carretera disputada el 25 de agosto de 1951 truncó la vida de un piloto que con apenas un puñado de competencias dejó su huella bien marcada en la historia grande de la categoría más popular de la Argentina.
Había nacido el 1 de abril de 1908 en el pueblo cordobés de Pueyrredón. Perdió a su madre desde muy pequeño y desde entonces se aferró a la figura de su padre, con quien trabajó en un negocio de reparación de sulkys. Tiempo más tarde se mudó a Vicuña Mackenna donde instaló un taller de autos. Allí absorbió definitivamente la pasión por el automovilismo.
Debutó en el Gran Premio Internacional de 1936 a bordo de una cupé Ford. Ante la sorpresa de todos, ganó 2 etapas consecutivas, aunque terminó abandonando en la 8ª. Volvió a participar en el GP de 1937 donde, incluso, llegó a liderar la clasificación general, aunque otro nuevo abandono no le permitió completar el recorrido.
La revancha llegó 1 año más tarde, en el Gran Premio Argentino de 1938. El cordobés se había anotado en la competencia con un único objetivo: ganar y cobrar el premio que le permitiera reunir el dinero necesario para llevar a su esposa – gravemente enferma- al santuario de Lourdes (Francia) a la espera de un milagro.
El GP constó de 10 etapas, con un recorrido total de 7.342 kilómetros. Risatti pasó a liderar la clasificación general a partir de la 6ª etapa. Incluso, cuenta la anécdota, que entre la 6ª y la 7ª (Tucumán-Córdoba, Córdoba-Mendoza) hasta se tomó el tiempo para pasar por su casa en Vicuña Mackenna para saludar a su esposa y prometerle la victoria.
Finalmente, el domingo 10 de julio, alcanzó su 1º triunfo en el Turismo Carretera (fue el 6º ganador de la historia). Un triunfo que fue clave para obtener el título de Campeón Argentino de Velocidad, con apenas 1 punto de ventaja sobre Luis Enrique Brosutti. Por entonces, el campeonato obtenido no fue contabilizado de manera oficial por el ACA. Aunque varias décadas más tarde, la ACTC lo reconoció como un legítimo campeón del TC.
Lamentablemente, Risatti no pudo cumplir con el deseo de llevar a su esposa a la búsqueda de un milagro en Lourdes. Falleció 1 año más tarde cuando él participaba en el Gran Premio Argentino de 1939. El receso de 5 años por la Segunda Guerra Mundial entre 1942 y 1947 lo obligó a alejarse de las pistas. Pero retornó en el ’47 a bordo de una cupé Ford.
Tres años más tarde, el 12 de agosto de 1950 en la Vuelta de Chaco, Risatti obtuvo su 2ª y última victoria en el Turismo Carretera. Pero más allá del éxito conseguido, esa carrera quedó en el recuerdo por el espectacular vuelo que protagonizó con su cupé tras saltar un paso a nivel a más de 150 m/h. Toda una muestra de la vehemencia con la que encaraba cada competencia. La imagen recorrió el mundo y quedó inmortalizada como el “Vuelo de Risatti”.
Un año después, Ricardo encontró la muerte en la “I Vuelta del Norte”, en un pueblito de Santiago del Estero. El Ford entró en un profundo badén a más de 100 km/h y al caer comenzó a dar varios tumbos. Risatti se llevó las peores consecuencias y falleció pocos minutos más tarde. Su copiloto resultó ileso. Esa iba a ser su última carrera en la categoría, tal como se lo había adelantado a su amigo Jorge Descotte, paradójicamente ganador de esa prueba.
El apellido Risatti tuvo continuidad en el automovilismo. Jesús Ricardo (hijo de Ricardo) corrió en el TC desde el ’54 al ’61. Luego tomaron la posta Gerardo y Ricardo II. El 1º corrió 20 competencias en el TC, mientras que Ricardo se inclinó por los monopostos y el Superturismo Sudamericano. El último de la dinastía fue Ricardo III que debutó en el TC en 2009.