Se restaura el Petiso, el auto con el que Crespi debutó en TC
A partir de un Torino 380 accidentado, Tulio Crespi ideó y le dio vida al Petiso-Crespi, su primera creación para el Turismo Carretera. Hoy uno de sus ejemplares está en pleno proceso de restauración. Te contamos su historia.
Con el “Petiso”, Tulio Crespi tuvo su irrupción dentro del Turismo Carretera. Así lo contó el propio constructor, hace días, en SoloTC. Esa nota -y la participación de nuestros lectores- nos acercó otro capítulo de la interminable historia que el preparador tiene con el automovilismo. Uno de los 3 autos que salieron del taller de Chacarita, y con el que saboreó por primera vez una victoria en la “máxima”, está siendo restaurado. Se vienen nuevos capítulos, aquí te contamos uno de ellos.
“Saber de esta máquina y conocer su historia me entusiasma mucho porque, además, no es un auto de serie. Es un pedazo de la historia del automovilismo, por eso lo quiero restaurar de la mejor manera”, le relata a SoloTC Juan Manuel Bruzzese (40 años), propietario de Petiso-Torino con el Rodolfo De Álzaga ganó en Rafaela en 1968.
La historia marca que un puñado de años después de aquella victoria de “Rolo” en el óvalo santafesino (a un promedio de 198,195 km/h), Juan Bruzzese, papá de Juan Manuel, adquirió aquel auto. Pero no lo hizo para seguir acelerándolo en las pistas argentinas, sino para uso familiar. A excepción del motor (“quedó” en un taller de la época), todo el resto del vehículo es original. En reemplazo del impulsor 4 bancadas cuenta también con un Torino, pero de 7 bancadas.
“En esa época había, principalmente, Torino, Falcon, Chevrolet, Dodge, y mi papá estaba juntando plata para comprar uno de esos coches. Cuando se enteró de la venta del Petiso, decidió comprarlo. Era una cosa totalmente distinta. Hoy lo mirás y te das cuenta de la tecnología que tenía, era muy avanzado. Mi papá lo usó un tiempo y cuando nace Fernando, mi hermano mayor, lo deja de usar porque es un auto de 2 butacas”, relata Juan Manuel.
Largo tiempo después, papá Bruzzese decidió que era tiempo de volver a usar al “Petiso”. Fue en la previa del Gran Premio Histórico Argentino de 2003, la primera edición de esta competencia de regularidad que organiza el Automóvil Club Argentino. “Hacer el GPH me permitió darme cuenta del valor que tiene para la gente este auto. Muchos se acercaron para darnos consejos, para elogiarlo. Nos decían que teníamos una joya del automovilismo. Y hasta nos lo quisieron comprar. Coleccionistas que se sorprendieron y lo querían”, asevera Bruzzese.
Luego de aquella experiencia de padre e hijo, el auto volvió a parar. En los primeros días de 2021, Juan Manuel decidió retomar con el propósito de su papá y comenzó con el proceso de la restauración del “Petiso”. “Tras analizar varias opciones, me decidí por el taller de un amigo. Él me está haciendo, en Lanús, todo el trabajo de lo que es chapa, fibra de vidrio y pintura. Se hará todo eso a cero, una restauración impecable, para que quede bien. Ahí voy a frenar por el tema económico. Después seguiré con lo que es motor, frenos, embrague. Si bien todo eso lo tenemos porque lo usamos para el GPH, hay que volver a revisar todo y ver en qué condiciones está todo eso”, sostiene.
Para poder hace frente a la restauración Juan Manuel decidió relegar mucho de lo personal. Vendió su auto particular, compró una moto para ir a trabajar, y el resto de dinero lo destinó para la restauración. “Sé que el día de mañana no lo voy a poder hacer. El gasto grande que hay que hacerle es el de ahora. Yo nací con este auto en el garage de casa, en 2003 lo pude sentir y fue hermoso. Y ahora restaurarlo será un lindo homenaje para mi papá”, concluye Bruzzese, artífice de que el “Petiso” de Crespi siga galopando en la historia del Turismo Carretera.