El legado eterno de Rubén Luis Di Palma

Hace más de 2 décadas el automovilismo argentino vivió uno de los momentos más dolorosos de su historia. No hay dudas. Aquel sábado 30 de septiembre de 2000, cuando Rubén Luis Di Palma falleció tras accidentarse con su helicóptero en Carlos Tejedor, el deporte motor de nuestro país perdió a uno de sus grandes ídolos. La huella indeleble que dejó agiganta su figura con el correr de los años.

Luego de hacer su primera experiencia como acompañante de Carlos Alberto Pairetti (Peugeot 403), en la 1ª Vuelta Standard de Arrecifes, su debut como piloto se produjo en el 41^er Gran Premio de Carretera del Turismo Carretera, disputado entre el 30 de noviembre y el 7 de diciembre de 1963 el cual, justamente, ganó Pairetti.

El abandono cuando se disputaba la 2ª etapa fue solo un dato estadístico el cual quedó relegado dado que esa carrera marcó el inicio en la actividad de un joven de 19 años y 34 días quien, sin saberlo, comenzaba a marcar su riquísima historia en el automovilismo.

A lo largo de su trayectoria, el Loco Luis supo reinventarse y mantener la vigencia. Como sucedió en septiembre de 1998 cuando en la 11ª fecha de la temporada el Turismo Carretera se presentó en el autódromo de Buenos Aires. La vista estaba puesta en la pelea que Guillermo Ortelli (Chevrolet) y Juan María Traverso (Ford) tenían por el título.

Sin embargo, aquel fin de semana el protagonismo se le llevó otro. Con un Falcon rojo casi sin publicidades, el cual había preparado con un grupo de amigos en Arrecifes, motorizado por Juan Antonio De Benedictis, Di Palma escribió un nuevo capítulo en la historia personal y de la categoría.

“La motivación sigue intacta para mí. Esta temporada me había propuesto bajar de peso y ganar una carrera, cosas que logré. Espero que otra victoria a los 35 años de campaña deportiva sirva para que los jóvenes tomen con calma su trabajo y no desesperen. En ésta y en cualquier actividad deportiva, lo difícil de aprender es a perder. Ganar es más fácil”, afirmó aquel domingo el vencedor quien a los 53 años y 238 días logró el triunfo que alegró a las más de 40 personas que colmaron el escenario porteño.

Dos años después de aquella gesta, en mayo de 2000, con 55 años a cuestas, el Viejo le decía adiós a las pistas, también a bordo de un Ford Falcon, aquella marca con la que se había iniciado en esta misma actividad. Unos meses más tarde, la muerte lo arrancaría de este mundo terrenal de forma trágica sorprendiendo a todos menos a él que se fue en su ley, tal como lo había anticipado un tiempo antes. “Para mí la vejez no existe, me voy a morir mucho antes de volverme viejo…”. Toda una premonición.

La rica campaña deportiva de Di Palma

Antes de cumplirse un año de su debut en el Turismo Carretera anotó su nombre como ganador. Ello sucedió el 31 de mayo de 1964 cuando con 19 años y 7 meses se impuso por primera vez en la Vuelta de Arrecifes al comando de un Chevrolet ‘38. Además del TC participó en TC2000, Sport Prototipos, Mecánica Argentina (F.1 y F.2), CAP, Fórmula Dos Nacional y Codasur y Supercart. En total disputó 633 carreras con 118 victorias.

Fue campeón de TC Fórmula A en 1970 y en 1971, ambos títulos logrados con Torino. En TC2000 conquistó el torneo en el ’83 con VW 1500 (subcampeón ’81 y ’82), Sport Prototipo en ’71,’72 y ’73 con un Berta Tornado, Mecánica Argentina F. 1 (’74 y ’78) y Supercart en 1993 con un Toro. Su última Final la corrió el 28 de mayo de 2000 en el autódromo de Buenos Aires con un Falcon.

También se destacó en el plano internacional

En el plano internacional, Luis Rubén Di Palma integró, en 1968, el equipo argentino que participó de las 84 Horas de Nürburgring (Alemania). Un lustro más tarde formó parte de las míticas 24 Horas de Le Mans. En el ámbito local, pero con una réplica del Toro de Nürburgring, compitió en las 84 Horas de la República Argentina en 2000.