Cupeiro, el Chevitú y el TC
Jorge Cupeiro entró en la historia del Turismo Carretera de la mano del icónico Chevitú, el auto que marcó un quiebre evolutivo en la categoría. Falleció el domingo 10 de enero de 2021, a los 83 años. Acá, lo mejor de una entrevista con SoloTC.
Jorge Cupeiro quedó perpetuado en la historia del Turismo Carretera. En la década del ‘60 corrió con el mítico Chevitú, el auto que marcó un quiebre evolutivo en la “máxima”. También integró la Misión Argentina en las 84 Horas de Nürburgring de 1969, donde el equipo argentino sorprendió al mundo con los Torino. Formó parte del selecto grupo de pilotos que marcó una época dorada para el automovilismo local. El Gallego falleció el domingo 10 de enero de 2021, a los 83 años. Acá repasamos sus mejores relatos en una entrevista exclusiva con SoloTC.
“Comencé a correr en TC en el ‘63 con una coupé Chevrolet que era propiedad de Carlos Loeffel. La historia es muy curiosa porque íbamos a debutar con el Chevitú, pero como en ese tiempo se largaba por ranking debíamos hacerlo desde muy atrás. Entonces Aldo Bellavigna, encargado de mi auto, le pidió el coche a Loeffel. La primera carrera fue en Tres Arroyos y terminé 2°. Luego fuimos a Nueve de Julio y se rompió el impulsor. Pero a esa altura ya habíamos sumado puntos suficientes para largar más adelante, así que llegó el tiempo de hacer debutar el Chevitú”.
“Con el Chevitú debuté en abril del ’64 en el autódromo de Buenos Aires, con el 13 pintado en la puerta, el mismo número con el que había participado en mi primera carrera en motos. Obviamente me fue mal en ambas competencias. ¿Qué querés con el numerito que me tocó? (entre risas)”.
“La actualidad del TC ya no tiene nada que ver con el de antes. Me gustaría que los autos de hoy tuvieran 500 o 600 caballos, allí es donde se ven los verdaderos pilotos. Hoy en día hablan de correr en Rafaela y les tiemblan las piernas. Nosotros hacíamos 250 km/h de promedio luego de 800 kilómetros de recorrido, teniendo en cuenta que no teníamos la calidad de los elementos que existen actualmente”. Cupeiro
“Hasta que comenzó la Segunda Guerra Mundial, la categoría se nutría de los autos último modelo. En el ‘46 se corría con un coche fabricado en ese año y se lo reformaba para las carreras. Eso fue una de las cosas que inspiró a Froilán González, que decía que si antes se corría con nuevos modelos por qué no se podían implementar en ese momento. Así nacieron los compactos”.
“La gente nos tiraba piedras y botellas cuando veía pasar el Chevitú, eso fue lo más difícil. Muchos creyeron que llegábamos para destruir a las cupecitas y por consiguiente a la categoría. Nunca entré en una discusión con los hinchas que me insultaban, yo iba a hacer mi trabajo como debía y ellos de alguna manera estaban expresando sus sentimientos desde la pasión. Por suerte con el tiempo lo fueron comprendiendo, y asimilando este cambio que se produjo”.
“El Chevitú transformó a la categoría muy lentamente. Fue un auto que aportó mucho, tanto que el TC de hoy no es ni más ni menos que el que iniciamos con ese coche compacto modificado. Esa unidad era lo más similar al Ford Falcon, al Dodge y al Torino. Si más tarde no hubiera aparecido la Chevy, actualmente los autos serían Chevrolet 400, como el de aquellos tiempos. De todas formas, durante muchos años las cupecitas nos siguieron ganando carreras y campeonatos”.
“El campeonato de 1965 es el que recuerdo con más alegría, a pesar de que me quedé sin el título en la última fecha. En esa temporada gané 9 carreras. Peleé el título con los hermanos Emiliozzi que venían de ganar 3 torneos consecutivos. Llegamos mano a mano con ellos y se definió todo en el Gran Premio”.
13 triunfos consiguió Cupeiro con el Chevitú entre 1964 y 1966. El auto debutó en el Autódromo de Buenos Aires el 12 de Abril de 1964.
“Hoy en día escucho hablar de grandes pilotos y siempre pienso lo mismo: nuestra generación, como la de ahora, aprovecha el TC gracias a tipos que lo hicieron grande de verdad como Juan Manuel Fangio, los Gálvez o los Emiliozzi, por nombrar a algunos”.
“Me retiré en 1978 a bordo de un Dodge que atendía Tato Ferrea. Era un gran auto ese, de hecho cuando me fui se lo vendí a Antonio Aventin y consiguió el primer título para la marca (NdR: en la temporada ‘80/’81). Luego corrí algún tiempo en Sport Prototipo con el Chevún, ahí también gané. En realidad soy uno de los pocos afortunados en triunfar en todas las categorías donde estuve”.
El recuerdo de la Misión Argentina
Cupeiro fue uno de los que formó parte de la delegación de 10 pilotos que compitieron en las míticas 84 Horas de Nürburgring de 1969 con 3 Torino 380W, bajo la dirección técnica de Juan Manuel Fangio.
“Fue una experiencia muy linda. El coche se comportaba bárbaro, pero tuvimos algunos problemas con la lluvia ya que los neumáticos no eran los acordes para correr en un piso mojado. Tanto es así es que me fui afuera de pista a causa de las lluvias y como nadie me podía ayudar, quedamos fuera de competencia”.
“Fue una gran satisfacción haber participado de ese evento. Compartimos el auto con Gastón Perkins y Eduardo Rodríguez Canedo. El único Toro que llegó fue el número 3 con (Alberto) Rodríguez Larreta, Eduardo Copello y Cacho Franco”.
* Fragmentos de entrevista realizada por Ariel Caltana en la edición N°60 de la revista SoloTC, en 2007.
Te puede interesar: Chevitú, el auto de la revolución (la historia contada por Aldo Bellavigna)