Historia

Gradassi-Traverso: Fue sin querer queriendo

En la Vuelta de Monte de 1975 Gradassi le arrebató la victoria a Traverso, su coequipier, cuando la orden del equipo Ford era que gane que el Flaco. Herceg recordó la anécdota con SoloTC.

A lo largo de los casi 83 años del Turismo Carretera hubo muchas definiciones que generaron polémicas. Esta que les vamos a contar, con el paso de los años se convirtió en una anécdota risueña. Ocurrió el 17 de agosto de 1975 en la Vuelta de Monte, cuando Héctor Gradassi le ganó “sin querer” a su coequipier Juan María Traverso.

Desde hacía 3 años que el equipo oficial Ford se había convertido en el absoluto dominador en la categoría con 3 títulos consecutivos (2 de Gradassi en 1972 y 1974, y el restante de Nasif Estéfano, declarado campeón post mortem en el ‘73) y más de 30 triunfos.

En el torneo del ‘75, Gradassi continuaba siendo el piloto número 1 y Traverso el número 2 dentro de la escudería que estaba bajo la dirección técnica y deportiva del preparador José Miguel Herceg.

A Pirín le quedó ese sabor amargo de haber frustrado sin querer la victoria a su compañero, al Flaco la gran enseñanza de que nunca más tenía que festejar antes de tiempo…
José Miguel Herceg

Se disputaba la 6ª fecha del año en la Vuelta de San Miguel del Monte, hasta ese momento Pirín había obtenido 3 éxitos y se encaminaba nuevamente al título. En tanto que el Flaco venía medio golpeado por una seguidilla de abandonos que lo tenían a maltraer.

Traverso Gradassi TC
Traverso y Gradassi fueron compañeros en el equipo oficial Ford. (Foto: Peter Hamm).

“Yo lo veía al Flaco medio bajoneado. Entonces hablé con Gradassi y le dije si lo podía dejar ganar para que levante un poco el ánimo”, le reveló Herceg a SoloTC.

Gradassi aceptó a regañadientes, porque si había algo que no le gustaba era prestarse a esas concesiones, mucho menos cuando sabía que contaba con el medio mecánico para continuar con la buena racha. La carrera se disputaba a 15 vueltas, pero por entonces el ganador se definía por el tiempo total empleado y no por la posición en la ruta.

La lucha se centró entre los Ford oficiales y los Dodge de Octavio Suárez, Pepe Pontoriero y Antonio Lizeviche. Naturalmente los Falcon de Gradassi y Traverso prevalecieron sobre el final, con el Flaco aventajando a su coequipier por unos 4 segundos.

Yo levanté y Pirín también, pero creo que a mí se me fue la mano y él me ganó. Cuando llegamos al parque cerrado saludé a todos y encaré para el podio, pero él me dijo que me tenía que bajar porque había ganado él.
Juan María Traverso

Traverso ingresó a la última curva como el líder de la competencia. Detrás de él, Gradassi logró pegarse a la cola del Dodge de Lizeviche y superarlo en la última variante aprovechando la succión, una maniobra que terminaría siendo clave en la definición.

Traverso, mientras tanto, comenzaba a bajar la ventanilla y con la mano izquierda saludaba al público que festejaba su 8º triunfo en la “máxima”, ese que se le venía negando hacía 8 meses. Cuando llegaron al parque cerrado, el piloto de Ramallo se bajó del auto y encaró directamente a Gradassi para agradecerle el gesto de cederle la victoria.

Pero la cara de pocos amigos del cordobés lo frenó en seco. “¿Qué te pasa viejo que estás triste?”, le dijo el Flaco. “Huy nene, me parece que me mandé una cagada, porque la carrera la gané yo…”, le respondió. Traverso, incrédulo, recién comprobó que lo que le decía Gradassi era cierto cuando se lo confirmó Herceg.

¿Qué había pasado? Con la succión detrás del Dodge, Pirín volcó la ventaja a su favor por apenas 5 décimas, suficientes para frustrar el plan inicial y obtener su 3º éxito en el torneo que finalmente ganaría a fin de año.

Muchos años más tarde, recordando aquella anécdota risueña, Herceg afirmó que “a Pirín le quedó ese sabor amargo de haber frustrado sin querer la victoria a su compañero, al Flaco la gran enseñanza de que nunca más tenía que festejar antes de tiempo…”

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