Mauriño: un bicampeón de TC que puede volver
Sebastián Mauriño logró 2 títulos en el TC, con Moriatis y Giallombardo. La vorágine de la categoría lo agotó y se alejó, pero ahora está listo para volver.
Entre 2008 y 2018 vivió una década de suma exigencia y también de logros que lo posicionaron bien alto en el Turismo Carretera. Mantenerse en ese nivel le costó un desgaste significativo que, sumado a algunos sinsabores, lo llevaron a alejarse. Pero la pasión, y todo lo que produce el TC, le genera a Sebastián Mauriño (48 años) tener ganas y fuerzas de afrontar un nuevo reto.
Tras recibirse de ingeniero mecánico en 1998, Mauriño hizo lo imposible por poder volcar su conocimiento adquirido en el automovilismo, su gran pasión y uno de los motores que lo llevó a elegir su profesión. Tanto insistió que logró que Edgardo Fernández le diera una oportunidad en su equipo, el EF Racing, para trabajar tanto en la Copa de las Naciones como en el TC2000.
Allí comenzó su camino en el automovilismo el cual lo continuó transitándolo por las demás categorías nacionales, Turismo Nacional y Top Race, hasta que pudo concretar, en 2008, su desembarco en el TC. Fue nada menos que en el Lincoln Sport Group de Hugo Cuervo. Un año después de su arribo a la estructura del escribano celebró su 1ª corona.
“Fue un desgaste muy grande que sinceramente me cansó. No el TC, sino toda la locura que se genera. Y también hubo algunas actitudes que me fueron saturando. Sé que soy medio perro verde en el ambiente y que es un tema que tengo que aprender a manejar yo, porque la pasión la tengo desde siempre”, le relata a SoloTC el marplatense.
Ese agotamiento lo llevó a empezar a “bajar” de categoría en busca de una mayor tranquilidad. Así fue como, mientras seguía en el TC pero atendiendo a muchos menos autos, recaló en la base de la escalera de la ACTC y logró el tricampeonato consecutivo en el TC Pista Mouras con Sebastián Reynoso (Ford), Agustín De Brabandere (Ford) y Lucas Panarotti (Dodge) entre 2015 y 2017.
El impasse que vive la actividad como consecuencia del COVID-19 no solo puso en pausa al automovilismo sino que también al retorno, tras un año y medio, de Mauriño al TC. “Está la posibilidad de volver. Existe el interés de ambas partes y esperemos que se pueda avanzar. Pero hay que esperar a ver qué pasa cuando todo se retome”, expresa el técnico que por respeto a quien está trabajando en esa estructura no quiso especificar con quién negocia.
“Lo que genera el TC es único. En 2007 trabajé en el equipo Henry Martin en el Top Race, donde también estaba Fontana. Ganamos 5 carreras, hicimos 9 podios, tuvimos un año bárbaro y ni mis amigos me llamaban. Nadie se enteraba. Al año siguiente, cuando arranqué a trabajar con Cuervo en el TC, a la 3ª carrera hicimos un podio con Lalo Ramos en Buenos Aires y tenía 42 llamadas perdidas. Ese es el reflejo de lo que genera la categoría”, relata Mauriño, que trabajó en el TC hasta mediados de 2018 en el equipo de Giallombardo.
Además del éxito conseguido con el LSG (y luego el GPG cuando Cuervo fue suspendido) con Ford, Mauriño se destacó en paralelo teniendo grandes actuaciones con Torino. Lo hizo con el Maquin Parts (allí también atendió al Ford de Giallombardo), primero de la mano de Néstor Girolami, con quien tuvo aquel inicio de temporada brillante en 2012 logrando el cordobés su 1ª victoria en el TC en Trelew, y luego con Josito Di Palma, quien también tuvo su bautismo triunfal en Olavarría 2014.
Y reafirmó esto cuando se integró al Laboritto Juniors y fue gran protagonista en 2015 con Santiago Mangoni y Fontana, quien obtuvo su 10ª y última victoria hasta aquí en el TC en Río Gallegos. “Eso también te va cargando de presiones. Sobre todo cuando estás muchos años con los más bravos, con los que pelean siempre bien arriba. Hay que aprender a convivir con todo eso, creo que bastante bien la llevé”, concluye el bonaerense quien está listo para un nuevo desafío.