La historia detrás del “¡Quémelo, Linares, quémelo!”
“¡Quémelo, Linares, quémelo!”, le dijo Carlos Menditeguy a su acompañante Agustín Linares después de abandonar el GP de 1963 cuando venían ganando.
Carlos Menditeguy estuvo a solo 17 kilómetros de ganar su primer y único Gran Premio de Turismo Carretera. Después de dominar prácticamente la mitad de los 3.814 kilómetros del Gran Premio Argentino de 1963, el motor de su cupé Ford dijo basta. Con toda la frustración a cuestas, Charly soltó una frase que quedó para la historia: “Saque un poco de nafta y ¡Quémelo, Linares, quémelo!”.
Agustín Linares era su copiloto. Conocido por la gran mayoría de esa época en el ambiente del Turismo Carretera. Tres años antes había salvado su vida de milagro cuando era acompañante de Alberto Logulo y la cupé Ford chocó mientras participaban de las 1000 Millas Argentinas. Logulo murió en el acto.
Dicen las crónicas de la época, que Linares era toda una celebridad en el ambiente, querido y reconocido por todos. Después de reponerse del accidente en las 1000 Millas, volvió al ruedo. Linares se hizo amigo de Menditeguy y juntos encararon ese Gran Premio para cerrar la temporada con una victoria.
Pero la mecánica les jugó en contra a Menditeguy y Linares. Así fue que con toda la resignación a cuestas, y mientras encendían un cigarrillo, Charly lanzó la famosa expresión: “Saque un poco de nafta del tanque y tírela sobre esto. ¡Quémelo Linares, quémelo!”,
Esa frase, célebre en el Turismo Carretera, también guardó otra historia más particular. Así la contó el periodista especializado Miguel Ángel Merlo en su libro Tuercas calientes: “Cuando aquel negro marplatense escuchó la orden del dueño del año para que lo quemase, sintió rodar por su mejilla la lágrima del adiós. Porque con lo que le iba a tocar del premio pensaba comprarle la casita a su madre…”.