Construyen una réplica del Torino de Ricardo De Arzave
Sebastián Lafroscia inició el armado de un Torino de la Autopeña Azul que formó parte del Turismo Carretera en los ’80. Acá la historia.
“Papi, ¿de quién es ese auto?”, preguntó Sebastián Lafroscia. Corría marzo de 1980. El Turismo Carretera disputaba una nueva fecha del campeonato en San Miguel del Monte. “Ese auto”, al que se refería, era el Torino número 5 de Ricardo De Arzave, uno de los escasos coches de una marca que corría peligro de extinguirse de la categoría.
Sebastián, de apenas 8 años, era hincha de Ford, como su papá. Pero cuando vio a ese Toro rojo sintió algo especial. ¿Por qué? “Porque siempre en mi vida me gustó hacer fuerza por el que menos posibilidades tenía. Cuando empecé a seguir al TC en los ‘80, los Torino ya no peleaban adelante. La última victoria de la marca había sido en 1975 con el Loco Di Palma”, le contó a SoloTC.
El Torino pertenecía a la Autopeña Azul, una de las históricas agrupaciones del Turismo Carretera que había dado sus primeros pasos en los ’60 con un Torino conducido por Oscar “Cacho” Franco y atendido por el histórico preparador Omar Rangone. A Sebastián lo conmovía el esfuerzo y la pasión que le ponía De Arzave para llevarlo adelante en una época donde el reglamento era muy desfavorable para los Toros.
El recuerdo de esos tiempos inolvidables, de la tradición del TC en los semipermanentes, del mate y asado compartido con amigos a la vera de las rutas, marcaron una huella de este fiel teceísta. Es por eso que hoy, a los 48 años, está decidido a “revivir” a ese Torino por el que tanta fuerza hizo en su infancia.
“Siempre me llamaban la atención los Torino que había, que eran inferiores en cantidad a las otras marcas. Cuando De Arzave dejó de correr con ese auto para pasarse a Dodge, se subió Carlos ‘Toto’ Torrens y lo empecé a seguir a él, por entonces yo tenía 13 años. Me acuerdo que en un verano me encontré con ese auto enfrente de la casa que teníamos en Santa Teresita. Fue un momento increíble que aún recuerdo como si fuera hoy”, le reveló Lafroscia a STC.
El primer contacto con el auto surgió en 2003, cuando decidió hacer una réplica del Torino a escala, impulsado por su pasión por el automodelismo. De hecho se contactó con De Arzave, quien le envió 2 fotos del auto por correo. “Desde ese momento me quedé con las ganas de armar una réplica real. Así empecé a buscar un Torino. Hasta que encontré uno, medio abandonado, enfrente de un taller mecánico. Lo fui a ver, averigüé de quién era y lo compré en el 2018”, contó.
Hoy en día el auto está desarmado, del original solo le quedó el casco, motor, puertas y los vidrios. El resto lo vendió para poder juntar el dinero necesario para comenzar a restaurarlo. “Ya hicimos la jaula, compré las butacas, llantas, trompa, tanque de nafta de la época, y unas cuantas cosas más”, contó.
La idea original es tenerlo listo para los primeros meses del 2022. Pero la realidad es que el tiempo no apremia. Lo más importante es que en algún lugar de Villa Ballester, se está restaurando otro pedacito de la enorme historia del Turismo Carretera. Y eso es lo que realmente vale la pena destacar.