Murió Carlos Marincovich, una gloria del automovilismo argentino
Carlos Marincovich tenía 77 años y permanecía internado desde abril producto del COVID-19. El arrecifeño corrió en el Turismo Carretera entre las décadas del ’60 y ’80. Fue el primero en ganar con la cupé Chevy, el modelo más exitoso de Chevrolet en la categoría.
Carlos Oreste Marincovich formó parte de una legión de grandes pilotos que dio el automovilismo argentino. Dejó su sello en el Turismo Carretera entre las décadas del ’60 y ’70 donde alcanzó 10 éxitos y otros 19 podios. Tuvo el honor de haber sido el primero en correr y ganar con el modelo Chevy. Falleció hoy, a los 77 años, luego de complicaciones de su salud producto del COVID-19.
“Mi tío Néstor ‘Sandokán’ Marincovich -que también corrió en el TC- fue quien de alguna manera creó el campo propicio para que se encienda en mí la llama de la pasión por este deporte”, le contó Carlos a SoloTC en una entrevista publicada en 2008. “Debuté en el TC con una cupé Chevrolet en la Vuelta de Salto, el 30 de agosto de 1964. Una competencia que ganó el Loco Rubén Luis Di Palma y yo abandoné por un problema en la bomba de aceite. Ese año tuve buenas actuaciones, pero debí interrumpir mi actividad por falta de presupuesto”, relató.
En abril de 1966, José Froilán González lo invitó a probar el Chevitú (estrenado por Jorge Cupeiro), porque éste había viajado a competir a Europa. “Corrí por primera vez con ese auto el 30 de abril en el autódromo de Buenos Aires. Y afortunadamente conquisté mi primera victoria en la categoría. Es difícil describir lo que significó para mí un triunfo de esa magnitud. La alegría era indescriptible ya que me llenaba de emoción y felicidad haberlo alcanzado en el coliseo del automovilismo nacional”, aseguró.
En 1967, en pleno apogeo de los Torino, estrenó un auto de la marca mientras alternaba su participación en la “máxima” con el Chevitú. “Pero mi verdadero asentamiento fue en el ‘68 cuando me sumé al equipo de Froilán con un Chevitrés; allí comencé a tener más protagonismo ya que conseguí 2 victorias más en Buenos Aires y Rafaela”, recordó. Ese fue un año de inflexión para la categoría, ya que debido al trágico accidente ocurrido en la Vuelta de Lobería , se suspendieron las carreras en ruta.
Sumado a eso, la evolución de los autos derivó en la creación del Sport Prototipo. “Recién en el ’70 el Turismo Carretera comenzó a recuperar su fisonomía con el nacimiento de la Fórmula A; allí estuve muy poco tiempo con un auto de SP propiedad de Vicente Formisano. En 1971, con Torino, logré vencer en 2oportunidades consecutivamente: la primera en San Juan y la segunda en el Gran Premio Argentino. Además tuve un buen campeonato en el que finalicé 3° detrás de Rubén Luis y Juan Manuel Bordeu, que en ese momento corría con Dodge”, describió.
“En 1972 dejé al Torino y pasé nuevamente a Chevrolet. La primera competencia la corrí con un Chevrolet 400 y posteriormente tuve el privilegio de ser quien estrenó en la categoría a la Chevy que se utiliza en la actualidad, fue construida por Juan Carlos Fernández y contaba con la motorización de Omar Wilke y Jorge Pedersoli. Ese auto fue bien concebido pero lamentablemente se rompía siempre: para tener una idea de esto, entre el ’72 y el ’76 abandoné en 24 oportunidades aunque también alcancé 6 victorias”, repasó Marincovich en la nota de la edición N° 74 de STC.
En 1974 la Comisión de Concesionarios de Chevrolet le ofreció representar a la marca en forma oficial. En ese momento seguía con su equipo particular y le pidieron que atienda una Chevy con la que Jorge Martínez Boero consiguió ganar en 2 oportunidades. Un tiempo más tarde, Roberto Mouras le solicitó que le arme un auto para él (diseñado por Fernández) y de esta forma se sumó como semioficial de GM.
“A fines de esa temporada decidí abandonar la actividad, con lo cual el Toro quedó como piloto oficial. Mi despedida se produjo en diciembre en el autódromo porteño con un 2° puesto”, contó. No obstante entre 1987/’88 retornó durante 13 fechas a bordo de un Dodge y su última participación se produjo el 19 de septiembre en las Dos Horas de Buenos Aires con un Chevrolet, formando dupla con Roberto Urretavizcaya.
El Ruso Marincovich fue una referencia ineludible en el automovilismo nacional. Un piloto que dejó su sello en cuanto categoría participó. Impulsado por esa pasión inexplicable que distingue a la raza de pilotos. “El ímpetu nuestro de pretender manejar lo mejor posible ante condiciones adversas nos hacía olvidar del peligro. Para mí el automovilismo fue sumamente asombroso por la adrenalina que generaba. Jamás viví algo igual, y si volviera a nacer elegiría nuevamente ser piloto…”.